La gran mayoría de pérdidas auditivas no suceden de golpe. Empiezan lentamente y, con el tiempo, sus efectos empiezan a notarse cada vez más. Primero te das cuenta que te cuesta entender lo que te dice según quién. Ya sea en una reunión de trabajo o en una celebración familiar, también notas cómo te pierdes con más facilidad cuando estás con varias personas. Además, todo esto empeora a la que hay un poco de ruido de fondo. Resumiendo, empiezas a percibir que padeces una pérdida auditiva.

Ya sea por unas razones u otras, mucha gente afronta esta situación de una manera algo engañosa. “Bueno, no siempre me entero pero mientras vaya tirando…”. Los audiólogos solemos escuchar esta frase pero este planteamiento es totalmente erróneo. A continuación, os explicamos porqué desde dos puntos de vista diferentes: tu salud auditiva y tu calidad de vida.

Debes estimular tus oídos

Dicho de un modo sencillo, tener pérdida auditiva implica que tus oídos no reaccionan ante todo lo que suene por debajo del nivel de tu pérdida, no genera ninguna estimulación en las células que los forman. Necesitan un volumen más elevado para ponerse en marcha. Esto hace que, dado que no escuchas buena parte de los sonidos que deberías oír en tu día a día, tu sistema auditivo esté inactivo mucho más tiempo que el de una persona con una audición normal. Como consecuencia de esta inactividad, el funcionamiento de tu oído se degrada. Dicho de otra manera, se atrofia. Además, una pérdida auditiva mantenida en el tiempo sin buscarle solución alguna también degrada las áreas del cerebro que te ayudan a entender el lenguaje. Su funcionamiento empeora considerablemente al no recibir toda la información sonora que necesita para descifrar los sonidos del habla. Y esta circunstancia hace que el problema auditivo sea aún más complicado de solucionar.

Más allá del mero hecho de ayudarte a escuchar, los audífonos también realizan una tarea de mantenimiento de tus oídos. Al aumentar el volumen según tu pérdida auditiva, estos logran estimular tus oídos correctamente, haciendo que estos se mantengan todo lo activos que sea posible. Tus oídos están ejercitándose continuamente como sucede en los de las personas sin pérdida y tu cerebro está recibiendo la información correcta para entender el habla. De esta manera, los audífonos te ayudan a mantener tu audición en forma. Como es lógico, cuánto más tardes en usarlos, más difícil será corregir tu pérdida.

¿Por qué no disfrutar de la vida?

Hay que tener claro que, por mucho que te “defiendas”, ya estas disfrutando menos de muchos aspectos de tu vida e incluso estás perdiéndote más cosas de las que crees. Piensa que detrás de la comunicación entre personas se esconde buena parte de nuestro bienestar. Por ejemplo, poder mantener una charla fluida en una cena con tus amigos hace que te sientas más integrado y querido ya que no solo los escuchas a ellos sino que escucharles correctamente te permite poder expresarles mejor tus ideas, opiniones y sentimientos. O, desde el punto de vista profesional, si entiendes todo lo que se dice en las reuniones podrás llegar a conclusiones que te ayuden a mejorar en el trabajo. Por otro lado, también te ayuda a mejorar la convivencia con tus semejantes en aspectos como, por ejemplo, disfrutar de una buena película en compañía ya que dejas de subir el volumen de la televisión en exceso. Todo esto sin contar con otro aspecto fundamental: el hecho de tener que estar muy concentrado para entender lo que escuchas causa un mayor cansancio en términos físicos y mentales ya que te obliga a mantenerte en un estado de tensión continuo.

Todas estas pequeñas cosas del día a día, que sumadas hacen el gran todo de la vida, son mejorables con el uso de audífonos. Utilizarlos te permite comunicarte mejor con las personas que te rodean y vivir de una manera más descansada y relajada. En Claso, creemos que “ir tirando” no es lo mismo que vivir como te mereces.