Al principio, la pérdida de audición no solo es difícil de llevar por quien la padece. La gente que rodea a la persona con pérdida también tiene que acostumbrarse a esta nueva realidad y para nadie es fácil saber cómo actuar en cada situación. Por eso, hoy os queremos hablar a vosotros, a los que tenéis familiares o amigos con algún problema de audición, para daros cuatro recomendaciones de cómo podéis ser de ayuda en los primeros compases de la pérdida auditiva. 

 

Lo primero que debes saber es que la reacción más habitual cuando alguien empieza a perder audición es negar la evidencia. Para ayudar a tu familiar o amigo a hacer frente a estos problemas de aceptación, lo más recomendable es que le seas sincero y le ayudes a advertir la realidad que no está siendo capaz de ver: explícale que últimamente está más irritable de lo habitual, que se está aislando, que ya no monta planes para ir al teatro o a cenar; recuérdale tantas veces como sea necesario que existen muchas soluciones para los problemas auditivos y que, por probarlo, nada se pierde ni siquiera dinero, porque los primeros 30 días son gratis. Insiste en que no hay nada de qué avergonzarse y que, si visita un audiólogo, podrá recuperar la normalidad antes de lo que se piensa. 

 

Y cuando haya aceptado que necesita llevar audífonos, viene la segunda fase, en la cual tu soporte también es muy importante. Cuando una persona empieza a llevar audífonos lo oye todo diferente a como solía escuharlo, las voces cuesta reconocerlas y necesita un tiempo de adaptación para acostumbrarse a los nuevos sonidos. Por eso, te queremos dar unos cuantos consejos concretos para que puedas ser de ayuda en este proceso de adaptación: 

 

– Háblale siempre de cara o del lado que mejor oiga si está de espaldas, tócale el hombro y no empieces a hablarle hasta que te esté mirando, siempre de manera clara y sosegada. Así te entenderá mejor y ganará confianza. 

– Gesticula para explicarte mejor.

– Da claves y pistas para avisar que vas a cambiar de tema. 

– No grites, a menos que te pida lo contrario. 

– Si no te entiende, construye la frase con palabras más sencillas e incluso escríbelas, si es necesario. 

– No hables con la boca llena, mascando chicle o mientras fumas: recuerda que las personas con pérdida de audición se apoyan en la lectura de los labios.

– Cuando os sentéis a comer en familia, guardarle el asiento en el que mejor oiga, lejos de ventanas o de otros sonidos que puedan dificultar la audición. 

– Sé paciente, positivo y alegre, y evita la confrontación. Si, por ejemplo, pone el televisor demasiado alto, explícaselo y buscad un volumen en el que los dos os sintáis cómodos, pero no te rías de lo fuerte que está el volumen ni le regañes por haberlo subido demasiado.  

– Si salís a cenar, evitad los locales ruidosos.

 

Así pues, te recomendamos que desde el principio te hagas escuchar. Primero, para convencer a tu amigo o pariente de que no oye bien. Y luego, esforzándote para que te comprenda durante el periodo de adaptación. Así, conseguirás serle de gran ayuda para que recupere la normalidad.