El primer freno que se pone una persona que sospecha que está perdiendo audición para dar el paso de visitar un especialista, suele ser pensar que convivir con los audífonos es incompatible con llevar una vida normal. Pero la realidad es que, como siempre te decimos, el objetivo final de la audiología es que oigas mejor, para que puedas comunicarte con mayor facilidad con todo el mundo. Ese es el verdadero sentido de llevar audífono y de oír bien: que puedas relacionarte sin problemas con quien quieras, llevar una vida normal y hacer lo mismo que hacías antes para pasarlo bien.

 

Pero, ¿realmente podré hacer cualquier cosa llevando audífonos? La respuesta es sí. Incluso actividades que la lógica nos podría hacer sospechar que son incompatibles con los audífonos. Hoy en día, gracias a los avances en los materiales de las carcasas y en el diseño, que impiden que entren partículas dentro, uno puede hacer deporte con los audífonos puestos o llevárselos de viaje a la otra punta del mundo sin problemas.

 

Como es lógico, y aún más teniendo en cuenta que los audífonos son inversiones importantes para la mayoría, todos los que empezáis a llevar audífono tendéis a creer que, por ejemplo, no podréis usarlo para ir a correr, porque el sudor lo corroerá; o porque en el parque donde soléis hacer ejercicio se levanta mucho polvo y suponéis que, a la larga, será dañino para el audífono. Y razón no os hubiese faltado unos años atrás, pero actualmente los audífonos pasan por todo tipo de pruebas que les acaban otorgando un Grado de protección contra objetos sólidos –como polvo–, y líquidos –agua, principalmente–.

 

Si tienes un audífono a mano, podrás comprobar si tiene una certificación IP, que se conforma de dos números –IP67, por ejemplo–: el primero, hace referencia a los objetos sólidos y el segundo a los líquidos, siendo 6 la mayor protección para polvo y 8 para agua. Este grado de protección, que se certifica mediante ensayos en cámaras de polvo y depósitos de agua, es el que nos asegura que el audífono está fabricado a prueba de cualquier contratiempo y que está preparado para funcionar contra viento y marea. Audífonos aptos para la vida real, la que todos queremos llevar.

 

Pero, ¡ojo! ¡Los audífonos no son sumergibles ni antigolpes! La certificación IP hace referencia a situaciones de mucha humedad o lluvia, no a poder bañarnos en el mar. Y cuando hablamos de objetos sólidos, nos referimos a partículas de polvo, no al golpe de una pelota de futbol.

 

Hablando de deporte, es especialmente relevante el impacto que todo esto ha tenido a la hora de romper la barrera que había entre las personas con problemas de audición y los deportes de equipo. Aparte del grado de protección, la direccionalidad y la capacidad de los audífonos para crear un entorno sonoro ha mejorado mucho en los últimos años, lo que hace que hoy en día sea mucho más fácil practicar deportes de equipo con audífonos.

 

Y ya para acabar, no hagas oídos sordos cuando tu audioprotesista te diga que el mantenimiento de tu audífono es muy importante para alargarle la vida útil. Aunque la tecnología y la innovación avanzan para que los agentes externos no puedan dañarlos, recuerda que el paso de los años acaba malgastando cualquier aparato electrónico.