El ser humano es social por naturaleza, por lo que necesita relacionarse con los demás para sobrevivir. Por ello, el hecho de oír bien se convierte en un aspecto fundamental a la hora de relacionarnos con los demás.

¿Pero qué pasa si quien no oye es un bebé? ¿cómo podemos saberlo? y lo más importante, ¿cómo podemos ayudarle?

 

La cuestión es que debemos detectar y aceptar este problema lo antes posible, ya que de ello dependerá que se busquen las soluciones pertinentes y el niño pueda comenzar desarrollar una vida en la que este problema afecte lo menos posible a su día a día.

 

¿Cómo sabemos si una persona nace sorda?

 

Los primeros 3 años de vida son esenciales para el aprendizaje del bebé, dado que es el período en el que el cerebro comienza su desarrollo.

Por ello, justo al nacer, en el hospital deberán realizarle una prueba de audición. Sobre esta comprobación hablamos hace unos días, es la llamada “prueba de Otoemisiones acústicas”. Gracias a ella, el profesional podrá comprobar si partes específicas del oído responden como deben al sonido, mediante un auricular de espuma que se introduce en la cavidad auditiva del bebé. A través de este auricular se emiten sonidos cuyo propósito es la búsqueda de un “eco” de las células ciliadas externas cuya ausencia denotaría que el bebé presenta una capacidad auditiva menor a la correspondiente.

 

Existe otra prueba auditiva, cuyo objetivo es medir la respuesta que proporciona al sonido tanto el nervio auditivo como el tronco encefálico, ya que son los encargados de trasladarlo desde el oído hasta el cerebro. Todo ello se realiza al igual que en el caso anterior, con unos auriculares, pero con el añadido de una malla de electrodos en la cabeza del bebé, que por supuesto no provoca ningún tipo de molestia ni dolor en el bebé. Este procedimiento es denominado como Potenciales Evocados Auditivos.

 

Como podemos observar, existen medios para comprobar la capacidad auditiva de tu bebé, con lo que si padeciera hipoacusia, es decir, sordera, se podría detectar desde el primer mes de vida.

 

Una vez realizadas las pruebas, en caso de que los resultados sean positivos, es decir, que el bebé presente hipoacusia, muchos padres se encuentran ante una disyuntiva nueva, sobre la que desconocen qué procedimiento deben seguir, o de qué alternativas disponen sobre las que poder decidir. Por ello, te contamos un poco más sobre este tema:

 

¿Qué pasa si mi hijo nace sordo?

 

Tras haber realizado la prueba, el otorrino determinará el grado de hipoacusia que presenta el bebé: leve, moderada, severa o profunda. En los primeros casos un audífono será la solución más adecuada, sin embargo en casos más extremos lo idóneo es recurrir a un implante coclear. Este, posee en su parte interna un receptor, el responsable de captar las señales que emite el transmisor, y convertirlos en impulsos eléctricos para que sean recibidos por los electrodos, implantados en lo más profundo del oído interno, a través de una operación quirúrgica. Así, estos últimos, estimulan directamente el nervio auditivo, dejando finalmente que el cerebro traduzca las señales recibidas en sonidos.

 

No obstante, lo que jamás debemos hacer es esperar a que el bebé tenga una solución tecnológica para comenzar a comunicarnos con él. A pesar de creer que no obtendremos respuesta porque nuestro hijo no nos escucha, es imprescindible interactuar con él y estimularlo aunque no tengamos conocimientos sobre lengua de signos.

 

Es esencial que nos mostremos expresivos y vocalicemos, siendo capaces poco a poco de incluir los signos en nuestro lenguaje no verbal, o incluso en caso de que nos resulte muy difícil, podemos probar otras técnicas como los dibujos o la mímica.

 

Y es que el bebé necesita aprender a comunicarse con los demás, para contribuir en su desarrollo intelectual y social. Por ello, la utilización de signos cobra una importancia especial, ya que los primeros que aprenden son los relacionados con su entorno, es decir, su familia, hábitos del día a día como comer… algo tan simple como poner una etiqueta en objetos de casa con su signo correspondiente, junto a la palabra de su significado, para contribuir a su aprendizaje, le ayudará a crear una buena representación en su cerebro y así asociar signos con objetos y significado.

 

Lo importante es el correcto desarrollo del bebé, ya que los primeros meses y años de vida pueden determinar su correcta evolución tanto a nivel cerebral como personal.