Hay personas que nos expresan una pequeña molestia con los ruidos a su alrededor una vez que se ponen audífonos, sobre todo si son usuarios primerizos. En unos casos es el ruido ambiente continuo como el tráfico en la calle. En otros casos, son los sonidos que suceden de golpe como el choque de unos platos en el fregadero. Por último, algunos usuarios nos muestran su malestar con ruidos mucho más suaves como podrían ser el aire acondicionado o sus propias pisadas. Esta molestia suele desencadenar dos problemáticas: la molestia en sí y un peor entendimiento del habla. Pero no os preocupéis, porque tiene solución.

Cómo funciona nuestro cerebro

Para analizar este problema, es interesante conocer cómo se relaciona el cerebro de una persona sin pérdida auditiva con los ruidos que hay a su alrededor. Incontables estudios científicos han demostrado que la costumbre es el factor más importante a la hora de relacionarnos con nuestro entorno sonoro. Al principio, el cerebro está atento a todos los sonidos que le rodean ya que todavía no es capaz de distinguir qué es una amenaza y qué no. Con la experiencia, nuestra mente aprende a discernir cuáles son los sonidos importantes para su supervivencia y cuáles no, pasando estos segundos a una especie de segundo plano perceptivo. Dicho de un modo aún más sencillo, el cerebro deja de prestar tanta atención a lo que no le interesa y se centra en lo que le es realmente útil.

Causas de las molestias por ruido

Como hemos comentado antes, nuestro cerebro tiene maneras de identificar los ruidos innecesarios y obviarlos pero este funcionamiento puede no ser correcto al tener una pérdida auditiva por dos razones principalmente:

  • Falta de costumbre: al igual que el cerebro aprende rápido, también tiene la misma facilidad para desaprender. Cuando una persona padece una pérdida de audición sostenida en el tiempo, deja de percibir todo tipo de sonidos, desde el habla hasta los ruidos. Al ponerse unos audífonos, el cerebro tiene que volver a aprender qué sonidos son los importantes y cuáles debe obviar.
  • Inconfort: todas las personas tienen un límite respecto al volumen máximo que pueden oír sin que les resulte molesto. En ciertos tipos de pérdida auditiva, este límite puede verse reducido llegando incluso a generar una hipersensibilidad auditiva.

¿Cómo se pueden solucionar estas molestias?

Por suerte, desde que llegó la digitalización al mundo de los audífonos, los fabricantes han ido mejorando diferentes sistemas y estrategias para evitar que este fenómeno suceda. Actualmente, los audífonos emulan el funcionamiento del cerebro a la hora de discernir qué sonidos son los realmente importantes. Esto se logra gracias a dos sistemas de primer orden que se combinan entre sí.

Por un lado, la direccionalidad de los micrófonos hace que los audífonos se centren más en el habla y realcen la conversación. Por otro lado, los reductores de ruido son cada vez más precisos hasta el punto en que actualmente actúan de maneras diferentes según el tipo de ruido. Volviendo al principio de este post, ahora casi todos los audífonos reducen ruidos de fondo en general (como el del tráfico o el de un restaurante) pero además, en las gamas Advanced y Premium de prácticamente todos los modelos, los que suceden de golpe (como el chocar de os platos) o los más suaves (como el aire acondicionado o los propios pasos). De esta manera, podemos configurar el audífono centrándonos en lo que realmente te molesta.

Por último, los problemas derivados respecto a la hipersensibilidad auditiva podemos solucionarlos mediante la programación ya que los audiólogos debemos medir el umbral de inconfort o, lo que es lo mismo, el volumen en el que el usuario empieza a tener molestias. Gracias a descubrir este umbral, los audioprotesistas podemos marcar un volumen máximo para asegurarnos de que los audífonos no te provocan ninguna molestia extra.

En Claso, somos conocedores de esta problemática a la que una parte de los usuarios se enfrentan y programamos nuestros audífonos en consecuencia. Aprovechamos las continuas mejoras tecnológicas para adaptarnos a tus necesidades y conseguir que tu experiencia auditiva sea lo más cómoda posible. Si vienes a Claso, ten por seguro que, en tu vida, solo habrá el ruido que tú quieras.