Hace tiempo que notas que escuchas menos pero ahora empiezas a percibir claramente las consecuencias de una pérdida auditiva. Te cuesta entender a tu familia, subes mucho el volumen del televisor, no escuchas ciertas notas de canciones que conoces al dedillo… Harto de esta situación, te decides a ponerle remedio. Conoces gente que lleva audífonos pero realmente no es un mundo que conozcas demasiado. Por ello, como desconoces casi todo lo que rodea a tu audición y cómo puedes solucionar tu sordera, haces lo que hoy en día todos hacemos: buscas información por internet. Encuentras páginas que te ayudan a entender lo que te está sucediendo, reseñas de centros auditivos, webs que te recomiendan modelos de audífono… Entre toda esta vorágine de información, encuentras algunos productos que destacan por su reducido precio y te preguntas: ¿Cómo puede ser si siempre había oído que los audífonos tienen un precio más elevado?

La respuesta a esta pregunta es muy sencilla: porque estos productos baratos que encuentras a la venta no son audífonos, son amplificadores.

En este post, te queremos aclarar qué son estos productos y si realmente sirven para escuchar correctamente.


Amplificadores y audífonos no son lo mismo

Para ver en qué se diferencian los amplificadores de los audífonos, debemos centrarnos principalmente en para qué sirven y en cómo funcionan.

Por un lado, los audífonos son prótesis auditivas cuyo objetivo es compensar la pérdida auditiva de su usuario. Por otro lado, los amplificadores son simplemente productos que están orientados a personas sin pérdida auditiva que quieren elevar el sonido ambiente en momentos puntuales. A primera vista, puede parecer que buscan objetivos bastante similares pero nada más lejos de la realidad.

Quizás es más claro si nos centramos en la palabra clave en la definición de audífonos que os hemos dicho: compensar. Para ello, los audífonos aplican diferentes volúmenes en los diferentes tonos del espectro del sonido según cómo es tu pérdida auditiva, utilizando a su vez diferentes sistemas para asegurarse que estos volúmenes no te molestan y que entiendes la conversación como deberías. Podríamos decir que los audífonos no buscan que escuches a un volumen más elevado de lo normal sino que lo hagas correctamente como si no tuvieras una pérdida auditiva. Intentan acercar el sonido a tu oído de la manera más parecida a la realidad que le sea posible. Todo esto se logra a través de un proceso de adaptación que, dada su complejidad, solo puede llevar a cabo un audioprotesista.

En cambio, los amplificadores solamente hacen eso, amplificar todo el espectro de sonido por igual. Buscan elevar el volumen de todo el sonido que te rodea con el objetivo de que lo escuches más alto de lo que realmente es. No compensan, no logran que entiendas mejor, solamente suben el volumen por igual sin tener en cuenta cómo escuchas. No son aparatos personalizados según las necesidades del usuario sino que siempre funcionan de la misma manera, sea cual sea el caso. Por eso, no son productos sanitarios (como sí son los audífonos) sino orientados a personas con una audición normal que quieren escuchar algo más alto en un momento puntual. De hecho, su uso continuado se considera peligroso para la salud auditiva de las personas.

Hay que tener en cuenta una cosa: más alto no significa más claro.

¿Cómo reconocer un amplificador?

Hoy en día, los amplificadores de sonido se diseñan para parecerse físicamente a los audífonos y, en muchos casos, se los publicita con eufemismos que pueden llevar a engaño. En Claso queremos que estés informado y te explicamos algunos indicios para que puedas reconocer claramente si te están intentando dar gato por liebre.

El indicio principal ya lo nombrábamos al principio del post: un precio ridículamente bajo, aún más si lo comparamos con los audífonos reales. Por ejemplo, en Claso tenemos el Vitus P, que sería nuestro audífono más económico, con un precio de 599 €. ¿No resulta sospechoso un aparato, que dice ser la solución a la pérdida auditiva, que valga 5 veces menos que los audífonos más económicos?

Un audífono siempre aparecerá descrito como eso, como un audífono. En cambio, muchos amplificadores usan extrañas descripciones como solución auditiva, audífono amplificador de sonido, dispositivo de ayuda auditiva… solo para evitar decirte claramente qué es lo que son.

Los audífonos necesitan de una programación personalizada por parte de un audioprotesista. De esta manera, cualquier aparato vendido sin este servicio es un amplificador y no un audífono. En el mundo de los audífonos, no puede existir un producto que sea “comprar, encender y listo”.

Los audífonos solo pueden ser vendidos y programados por audioprotesistas ya que son un producto sanitario. Si encuentras “audífonos” fuera de este campo, como en tiendas de electrónica, por ejemplo, ya puedes estar seguro de que se trata de un amplificador.

Como puedes ver, los audífonos y los amplificadores no son lo mismo ni tienen el mismo objetivo. Solo un audífono podrá lograr conseguir una audición realmente satisfactoria para una persona con pérdida auditiva. Esperamos que este post haya servido para aclarar algunas posibles dudas que tuvieras respecto a este tema. En Claso, estaremos siempre dispuestos a aclararte cualquier pregunta que te surja. Aquí siempre queremos que las personas con pérdida auditiva puedan encontrar la mejor solución para su caso en concreto.