¿Qué es el síndrome de Ménière?
El Síndrome o enfermedad de Ménière es un trastorno en el oído interno. Se considera una enfermedad crónica de causa desconocida y cuyos síntomas se pueden mejorar si se tratan.
Los síntomas habituales incluyen:
- Mareos
- Pérdidas de equilibrio
- Vértigos
- Pérdida de audición
- Sensación de oído taponado
- Acúfenos (pitidos)
¿Cómo se diagnostica el síndrome de Ménière?
Las primeras pruebas deberían incluir una analítica de sangre, radiografías, y resonancia magnética, ya que así también podrán descartarse otros trastornos cuyos síntomas podrían ser parecidos a la enfermedad de Ménière.
Tras la aparición de uno o varios de los síntomas, realización de estas pruebas y descarte de otras afecciones, se procede a realizar dos tipos de evaluaciones.
Evaluación auditiva
Se realiza una audiometría para evaluar si el afectado detecta sonidos en distinto volumen y frecuencia de forma adecuada. En la enfermedad de Ménière es habitual tener dificultades para oír frecuencias bajas o combinaciones de frecuencias altas y bajas.
Evaluación del equilibrio
Como hemos visto, uno de los síntomas principales del síndrome de Menière son los episodios de vértigo. Para evaluarlos se realizan las siguientes pruebas para evaluar la función del oído interno.
Videonistagmografía
Mediante la evaluación del movimiento ocular se evalúa la función del equilibrio. La relación que existe entre los ojos y el equilibrio es que los sensores relacionados con el equilibrio están conectados con los músculos que controlan el movimiento ocular.
Prueba del sillón giratorio
Esta prueba también mide la función del oído interno de acuerdo con el movimiento ocular. Consiste en sentarse en un sillón que gira para estimular el oído interno y poder realizar la evaluación.
Prueba de potenciales vestibulares miogénicos evocados
Esta prueba muestra los cambios característicos en los oídos por la enfermedad en las personas afectadas.
Posturografía
Esta prueba consiste en la colocación de un arnés de seguridad y mantener el equilibrio en distintas condiciones. Revela qué partes del sistema de equilibrio (visión, función del oído interno o sensaciones de la piel, los músculos, los tendones y las articulaciones) pueden estar más afectadas.
Prueba de impulso cefálico con video
Esta prueba utiliza el video para medir las reacciones oculares a los movimientos bruscos. El paciente concentra la vista en un punto y se le gira la cabeza de forma abrupta e imprevisible. Si este quita los ojos del objetivo es que tiene reflejos anormales.
Electrococleografía
Esta prueba permite observar la respuesta del oído interno a los sonidos. Podría ayudar a determinar si existe una acumulación anormal de líquido en el oído interno, pero no es específico para la enfermedad de Ménière.
¿Cómo es el tratamiento del síndrome de Ménière?
Si bien no existe cura para la enfermedad, existen tratamientos que pueden mejorar la sintomatología. Los científicos calculan que 6 de cada 10 personas mejoran por sí solas o pueden controlar su vértigo con dieta, medicamentos o aparatos.
Medicación más habitual
Dependiendo de la sintomatología se pautan unos medicamentos u otros.
- Medicamentos diuréticos, para reducir la retención de líquidos.
El médico puede recetarte medicamentos para tomar durante un episodio de vértigo para disminuir la gravedad de un ataque:
- Los medicamentos para el mareo por movimiento, como meclizina o diazepam (Valium), pueden reducir la sensación de giro y ayudar a controlar las náuseas y los vómitos.
- Los medicamentos contra las náuseas, como prometazina, podrían controlar las náuseas y los vómitos durante un episodio de vértigo.
Consumo de medicamentos a largo plazo
El médico te puede recetar un medicamento para reducir la retención de líquidos (diuréticos) y sugerirte que limites tu consumo de sal. Para algunas personas, esta combinación ayuda a controlar la gravedad y la frecuencia de los síntomas de la enfermedad de Ménière.
Terapias y procedimientos no invasivos
Algunas personas con la enfermedad de Ménière pueden beneficiarse de otras terapias y procedimientos no invasivos, como los siguientes:
- Rehabilitación. Si tienes problemas de equilibrio entre episodios de vértigo, la terapia de rehabilitación vestibular podría mejorar tu equilibrio.
- Audífono. Un audífono para el oído afectado por la enfermedad de Ménière podría mejorar tu audición. El médico puede derivarte a un audiólogo para discutir qué opciones de audífonos serían las mejores para tu caso.
- Terapia de presión positiva. Para el vértigo que es difícil de tratar, esta terapia consiste en aplicar presión en el oído medio para disminuir la acumulación de líquido. Un dispositivo llamado generador de pulso Meniett aplica pulsos de presión al canal auditivo a través de un tubo de ventilación. El tratamiento se realiza en casa, generalmente tres veces al día durante cinco minutos a la vez. La terapia con presión positiva ha mostrado una mejoría en los síntomas de vértigo, tinnitus y presión auditiva en algunos estudios, pero en otros no. Aún no se ha determinado la efectividad a largo plazo.
Si los tratamientos conservadores mencionados anteriormente no tienen éxito, el médico te podría recomendar algunos tratamientos más agresivos.
Inyecciones del oído medio
Los medicamentos inyectados en el oído medio y luego absorbidos en el oído interno pueden mejorar los síntomas del vértigo. Este tratamiento se realiza en el consultorio del médico. Las inyecciones disponibles incluyen las siguientes:
- Gentamicina, un antibiótico tóxico para el oído interno, reduce la función de equilibrio del oído y el otro oído asume la responsabilidad del equilibrio. Sin embargo, existe el riesgo de una pérdida auditiva mayor.
- Esteroides, como la dexametasona, también pueden ayudar a controlar los ataques de vértigo en algunas personas. Aunque la dexametasona puede ser ligeramente menos efectiva que la gentamicina, es menos probable que esta cause una pérdida auditiva adicional.
La cirugía: la última opción
Cuando los síntomas son realmente graves e inhabilitantes para el paciente, se plantea la opción de la cirugía.
- Algunas se realizan en el saco endolinfático (que se encarga de regular los niveles de líquido del oído interno) drenándolo para descomprimirlo.
- Laberintectomía: se extrae la porción de equilibrio del oído interno, y así elimina tanto el equilibrio como la función auditiva del oído afectado. Esto suele hacerse en casos en que la pérdida auditiva es total o casi total en el oído afectado.
- Otra posible cirugía es cortar el nervio vestibular, que conecta el equilibrio y los sensores de movimiento en el oído interno con el cerebro, aunque se hace con menos frecuencia.